miércoles, 16 de enero de 2013

Somos canales de energía divina



Por Paty Monroy

Recordando a Edgar Cayce - un enfoque desde el biomagnetismo y la bioenergética


Todo estudiante de bioenergética deberá, para obtener mejores resultados en sus terapias, tener en primer lugar los conocimientos teóricos y prácticos en biomagnetismo, enseguida y para su mejor desarrollo y desempeño, conocimientos básicos de bioenergética, que no solamente lo preparan como terapeuta sino también como ser humano y ser espiritual.


Partamos de hacer conciencia sobre lo que señala Henry Red, autor de la obra “Edgar Cayce – sobre canalizando su yo superior”:


“La ecología nos enseña que toda forma de vida está interconectada. La energía solar, los átomos del aire, las moléculas de las plantas y animales se entremezclan y están constantemente en circulación. La vida es un todo integrado. El cuerpo del ser humano contiene todos estos elementos y es por tanto un reflejo del todo.” Y como explican otros autores, el todo contiene las partes y las partes al todo.


Pero no es sólo eso, en el ser humano hay algo más que átomos físicos y terrenales. No resulta difícil en la era de la tecnología, asumir que somos únicamente carne y huesos, o, como alguien dijo, carne animada. “Cuando Cayce centró su habilidad psíquica en la comprensión de la verdadera naturaleza del ser humano, tratando de descubrir de dónde venimos, cuál es la finalidad de nuestra existencia, lo que surgió fue el retrato de una criatura auténticamente cósmica”.


Aunque hemos sido hipnotizados por nuestros sentidos de tal forma que sólo creemos en la realidad del mundo físico, la realidad esencial es la energía. La esencia de nuestra naturaleza es energética. Es un espíritu inmaterial. Somos canales de energía divina. Ese es el mensaje universal de todo misticismo, de toda religión, es el mensaje esencial de Cayce.


Todos los seres humanos también estamos conectados y podemos tomar conciencia del espíritu (Dios, matriz divina, UNO, o como prefiera llamarlo cada uno) por medio de la intuición, pero no podemos hacerlo a través de los sentidos, será necesaria una práctica constante en meditación; los sueños también pueden conducirnos a tales intuiciones. Sobre todo es importante utilizar la imaginación que es la herramienta más importante y eficaz que necesita ser cultivada.


Probablemente nadie utilizaría la palabra canalizar para describir las diversas modalidades de inspiración, profecía y ministerio. Es justo decir que fue Edgar Cayce quien por primera vez utilizó la palabra canal para describir al ser humano como fuente de transmisión psíquica y espiritual.


Cayce no restringió el uso de este término a la descripción de los contactos entre vivos y difuntos, o entre la personalidad física y los dominios de la mente infinita. No lo utilizó exclusivamente para referirse a los individuos cuyos poderes psíquicos están en plena actividad. Indicó que todos los seres humanos somos un canal de energía divina.


El canalizador recibe algo que sin él los demás no verían, lo transforma para hacerlo transmisible, y se lo presenta a los demás. Nosotros, por ejemplo, con nuestra vida hacemos visibles nuestros pensamientos y motivaciones.



Un canal implica una aplicación específica. Podemos experimentar nuestro amor por una persona en forma de buenos sentimientos. Sin embargo, cuando canalizamos, esos sentimientos pensamientos y/o palabras pueden manifestarse de una forma muy concreta, una de tales manifestaciones puede ser por ejemplo para nosotros los terapeutas en bioenergética: la salud de otros.


El canalizador aporta una información que no forma parte específicamente de sus conocimientos o experiencias. Existen en la canalización unos componentes psíquicos o creativos, una dimensión espiritual e inspirada que transciende las habilidades o conocimientos ordinarios del canalizador; en este caso del terapeuta en biomagnetismo y bioenergética.


Retomando para nosotros un poco el pensamiento de Edgar Cayce, aprendamos a meditar, imaginemos y fantaseemos abiertamente, tengamos más contacto con la naturaleza: abracemos un árbol, caminemos descalzos en el césped; vibremos en las palabras, pensamientos y sentimientos positivos, deseemos salud y amor a los demás… sincronicémonos con el cosmos!!!

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