Sin duda a todos nos ha incomodado alguna vez que otras personas se nos
acerquen demasiado para hablar y nos invade una sensación de inquietud porque
invaden nuestro espacio, sentimos que contaminan nuestra aura, en fin nos
provoca molestia y no se diga al viajar en transportes públicos o eventos en
donde el espacio interpersonal es de 0 centímetros…
Pues bien, Ralph Adolphs, profesor de sicología y neurociencia en Bren,
y su alumno el Dr. Daniel P. Kennedy descubrieron que hay un núcleo físico que
controla el espacio personal, y la sensación de incomodidad cuando éste es
vulnerado.

Adolphs y Kennedy realizaron un estudio que
denominaron "Stop Distance", destinado a medir a qué distancia dejas
de sentirte cómodo cuando un desconocido se te acerca: Mientras la paciente con
la lesión citada, mostró una ligera reacción a 34 cm de distancia, los otros 20
voluntarios detenían la prueba a un promedio de 64cm.
Tradicionalmente se pensaba que las amígdalas controlaban los impulsos
violentos o que ahí residía el control de la ira. Eso puede que también sea
cierto, pero no invalida la tesis de los doctores, quienes plantearon que a lo
mejor ese corpúsculo cerebral es lo único que diferencia la distancia de
incomodidad de algunos pacientes con esas características con la de una persona
sin esa lesión en los lóbulos temporales.
Los estudiosos investigadores procedieron, por tanto, a hacer un segundo experimento
con los 20 voluntarios, utilizando imágenes por resonancia magnética funcional
(fMRI) para monitorear sus amígdalas mientras ellos, que no podían voltear,
eran advertidos en algún momento del experimento que había una persona a sus
espaldas.
El experimento mostró cómo en el fMRI la zona de la amígdala se
encendía fuertemente cuando el voluntario creía o sentía tener una persona
cerca, por lo que los científicos han concluido que en esa zona el cerebro
reside la noción que cada ser humano tiene de su espacio personal, y la
regulación de cómo debemos relacionarnos socialmente en función de ese espacio.
Este es un descubrimiento no menor, porque ayudará a entender la causa
biológica de otros trastornos como por ejemplo el autismo.
Está claro que junto con el fenómeno real de sentir invadido nuestro
espacio personal, hay otros factores que influyen aumentando o disminuyendo el
impacto de éste. Por ejemplo, como dijimos al principio del artículo, en países
muy densamente poblados, como Japón, o en circunstancias de hacinamiento
temporal como un viaje en metro o un recital, las personas toleran casi
completamente la molestia.
Amígdala o enemígdala, seguirá siendo incómodo cuando un desconocido se
nos acerque demasiado, pero ahora podremos pensar: será alguien con poca
amígdala?
Hay tanto que descubrir dentro de nuestro cerebro!!!
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