"Va
a llover", pronostica la gente cuando le molesta una cicatriz, un juanete,
callos, antiguas fracturas, las rodillas o algunas articulaciones...
La
explicación es sencilla:
Con los cambios de temperatura y la humedad, la piel se
contrae y se dilata, las cicatrices y callosidades tienen una textura distinta
a la de los tejidos normales, los músculos permanecen más contraídos, algo que
obliga a que las
articulaciones también se muestren más rígidas, ya que tanto
los tendones como todas las fibras musculares están más contraídas que de
costumbre. Esta presión
enorme en las articulaciones acaba por provocar dolor, sobre
todo en casos en los que se tienen antecedentes de fracturas articulares u
óseas.
Dado
que estos cambios obedecen fundamentalmente al clima, más que buscar alivio a través de medicamentos alópatas, similares, biomagnetismo u otras terapias alternativas, personalmente
recomiendo remedios caseros… he aquí algunos de ellos…
- Empapar un pañuelo o trapo con vinagre de alcohol y envolver la articulación. Arriba, colocar hielo. Se puede guardar el vinagre en heladera para que ya esté fresco. Dejar sobre la zona durante 10 minutos.
- Hacer masajes sobre la articulación dolorida con una mezcla de aloe, alcohol y una aspirina disuelta.
- Mover la articulación varias veces, de forma rápida y constante, evitando permanecer mucho tiempo en una misma posición de manera estática.
- Intercalar 10 minutos de calor, con 7 minutos de frío. Hacer varios ciclos seguidos.
- Aplicar compresas de hojas de laurel (dejar hervir varias hojas de laurel y envolver la articulación con un paño mojado en ese líquido).
Finalmente,
sugiero una dieta anti-dolor durante esos episodios de dolor y molestias que
consiste en lo siguiente:
- Incluir limón, pomelo, jengibre, aceite de hígado de bacalao, té verde y gelatina.
- Evitar alimentos con grandes cantidades de proteínas, como carnes, huevos, leche, queso.
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